Montag, 18. April 2011

La tormenta


He estado dias sin escribir, por que tuvé una gastritis. Me encuentro casi recuperada, pero floja.
Hoy no tengo planes. El dia es igual de caluroso. Y la noche pasada igual de tormentosa. Llovió sin parar y los relampagos y truenos casi no me dejarón dormir. El cielo esta azul gris. Yo también.

De repente he sentido apétito. Chuta, me voy a desayunar. He buscado un bar, que por cierto estaba lleno. En una mesa de dos me he sentado. He pedido un cáfe cón leche, una tostada de queso y una mini empanadilla de pollo.Habría pasado media hora y mi desayuno no llegaba.Por fin lo traé. El cafe frio como el hielo, la leche también, no una empanadilla, sino tres. Llamo al camarero le digo lo del cafe y la leche  y le pido que me traiga las dos cosas calientes. Se marcha vuelve a los diez minutos con leche caliente pero sin el cáfe. Me dice que lo caliente con la leche, y las empanadillas? El ha entendido tres. Como tengo hambre me calló. Leo mi períodico, allí no hay, y pido la cuenta. La leche y el cáfe extra, las empanadillas no mini, sino normales, en total una cuenta bestial. Me levanto, voy a caja y digo que no lo pago. A la cajera, le explico lo que pasa. Al final abono cuatro, y me despido para siempre.
  
Justine y la tormenta

El primer rayo cayó. Cerca de la cola de la gata. Ella maullaba tan intensamente, sobre el muro, porque creyó que sus dos amados la reclamaban. Durante la tormenta permaneció en su posición fetal. Con la certeza, de que la lluvia, los rayos y truenos, era su interior que pedia sexo. La lluvia sin motivo cesó.
Justine, la gata malcriada, despeinada, cansada e indiferente, salto del muro y esperó. A la hora del alba. Las nubes, ya habian regresado de farrear, llegarón los gatos negros, y la montarón de veces, hasta que su autoestima creció.