Sonntag, 10. April 2011

Quito

De nuevo en Guayaquil. El vuelo del viernes a Quito a las 11,45 fue un paseo sobre nubes. Asi como caminar por un desierto blanco. A los 35 minutos, llegabamos con Lan una gran Linea Aerea equatoriana, a nuestro destino.
Una ciudad de tres millones de habitantes, donde según Guayasamin, el sol cae verticalmennte dos veces al año. Esto ocurre, el 23 de marzo y el 24 de septiembre. Ese dia no hay sombra. Este fenómeno y algunos más pudimos comprovarlo ayer domingo en el Centro del Mundo donde pasamos el dia.
En el aeropuerto habia un taxi enviado por el “L. Auberge, Inn“ donde habiamos reservado habitación. Por suerte muy buena, y silenciosa cón vistas panoramicas a los Andes. Nos duchamos, con agua caliente. El clima en Quito es más frio y llueve bastante.
Como erá la hora de comer bajamos al comedor. Buena comida. Un rato de descanso y a patalear la ciudad.
Ya empezaban a iluminarse las calles, Monumentos, Palacios, Iglesias Catedral.
Había que ver tanto, la impresión erá tan fuerte, que por un tiempo senti carne de gallina.
Fui descubriendo una ciudad vital de gran fluido, con cosas similares a Madrid. Como calles, plazas, balcones, arquitectura.


El recorrido, lo terminamos, en la Iglesia de San Francisco de Quito, donde por pura casualidad, hicimos en el Claustro „el via crucis“ que empezaba en ese momento. Rezando y cantando canciones que yo conocia del colegio.
También hubó un encuentro simpatico. Entre los que rezaban había varios franciscanos jovenes y guapos. Anika cruzó miradas cón ellos.
Cuando terminó el via crucis fuimos a cenar comida rapida. De repente Anika me dice „Yaya, esos chicos que estan fuera son los monjes.“ „No,“ le digo, „que si, apostamos?“ „Ya, de acuerdo.“ Pagamos, salimos. Los vemos de lejos. Anika va hacia ellos, y les pregunta. Sorprendidos, dicen que si. Efectivamente són los monjes, pero, vestidos con ropa informal. Charlamos animadamente unos minutos cón ellos. Quieren saber si hemos cenado. „Ya,“ contestamos. „!Que pena!, podriamos haberlo hecho juntos. Chao, y una buena estancia en esta ciudad linda.“
Comentando alegremente, lo vivido, regresamos en taxí al hotel.
La noche fue perfecta.

El sabado tomamos el buffet desayuno del hotel con zumos variados y fruta, y caminamos al Centro Historico. 
El panorama de dia erá totalmente distinto.
Cientos de personas, muchos indios con musica, sermones de seglares, que predican con tambores y cantos, estudianes, viejos, familias, niños y miles de palomas, poblaban todas las plazas.
En la Plaza de San Francisco visitamos el Palacio de Gobierno, cón cambio de guardia, y la Iglesia de Jesus de Quito, edificada entre el 1605 y 1765 con magnificas obras de arte, y fachada de estilo barroco, construida en piedra gris de origen volcanico.

De camino tomamos un zumo de zanahoria riquisimo. Como, el tiempo en Quito es como la mujer, en un minuto sale el sol, y en otro empieza a llover. Empezaba a llover a cantaros. Cogimos un taxi que nos llevó a „La capilla del hombre - Museo de Guayasamin“ que rememora el templo del sol. La más importante creación de este pintor equatoriano, dedicada a la integración del hombre y de los pueblos.
Me gusto muchisimo. Me quede con la frase „Yo estaba triste, porque no tenía zapatos, hasta que ví a un niño, que no tenía pies“.

Terminamos el dia cenando en un chino, camarones con verduras. De allí, fuimos a un concierto de Música Sacra: „Las tres Horas y Cantos de Difuntos.“ Cantaban, coros, de afroserranos del Valle del Chota.

Me quedo cón la canción. - La muerte tocó mis puertas - Llorada más que cantada,- por un negro, de pelo blanco, que medía dos metros. Impresionante.

El domingo empezamos el dia desayunando, en una terraza, bajo un sol radiantel.
Despues cogimos el Trole, para ir a la Mitad del Mundo. Aproximadamente dos horas por curvas y vaches. Menos mal que había tomado una biodramina, si no estoy perdida. 
Esta experincia, ha sido muy importante. El Museo, las explicaciones, de la guia, los experimentos, para desmostrarnoslo, el ambiente, la comida especial de Cuaresma „Fanesca,“ los comercios, la música en vivo, con cientos de personas bailando merengue y salsa. En una palabra, algo irrepetible.

Viaje a Quito de dos horas. Sensación aguda de agotamiento. Por fin, un descanso en el Hotel. A las diez cogiamos en el aeropuerto de Quito el avión de vuelta . Donde de nuevo por casualidad conociamos a Dário un joven, que venía de la Mitad del Mundo.
En Guayaquil llovia.